Araque: a la velocidad de la luz
Véala ahí: una ciclista llamada Luz Stella Araque. Aparece primero como un relámpago, y luego, segundos después, nos llegará el zumbido de las llantas. Persistente, ágil y audaz, al frente de un pelotón de “puros hombres”: así se fue posicionando ella, en plenos años 80, la época de Luchito Herrera, en la historia de nuestro deporte más amado.
Montó por primera vez una bicicleta a escondidas, como si ese aparato le concediera el deseo de huida, libertad y viento. Cuando consiguió que le fabricaran una de su talla, se la tomó en serio. Aprendió a montar sus propias llantas y consiguió un mánager. Recorrió Europa e integró un equipo estadounidense. Fue pionera del ciclismo profesional femenino en Latinoamérica. Algunos titulares de El Colombiano y El Tiempo de los años setenta y ochenta la anuncian como “la primera mujer que se atrevió a participar en una competencia de ciclismo colombiano” o como la primera mujer que “derrotó a los hombres”. Hay de ella una fotografía que seguimos buscando: Luz Stella dando pecho a su hija, después de competir en La Vuelta a Colombia en bicicleta de 1985.
Conocimos a Luz Stella a través de la exposición “El pulso de las imágenes”, del fotógrafo Horacio Gil Ochoa. Ella, como nosotros, se ve reflejada en las fotografías de Horacio y en el azaroso hecho de que ambos, siendo contadores de profesión, se lanzaron al ciclismo en un acto de fe. Cuando decimos que nuestro Archivo Fotográfico “está vivo”, que “arde” o “pulsa”, nos referimos al poder de las imágenes para conmovernos y crear nuevos enlaces, a la voz y la presencia de Luz Stella, que llegó una tarde a contarnos su historia.
Las fotografías de Horacio Gil Ochoa estarán exhibidas en la Biblioteca Pública Piloto hasta mediados de abril.