La vida suele empezar aquí: la tarde que dos o tres amigos prometen en la cancha de una escuela o en la mitad de una carretera desolada que se acompañarán la vida entera. Pase lo que pase. No lo piensan simplemente, lo anotan en un papel y lo guardan. Y a veces dejan que caiga sangre o saliva en el ruedo para sellar el pacto. La amistad, a los 16 años, te salva. Y a los 32 y a los 41. Pero nunca provoca tanto ruido ni tanta obsesión como a los 16 cuando todo se trata de huir o esconderse o armarse un mundo propio. 

Te invitamos a explorar nuestra nueva colección digital “Puñetazo a un amigo”, literatura para atravesar y defenderse de la arrolladora adolescencia. En las páginas de estos libros encontrarás la incomprensión de los padres, la rebeldía de las primeras decisiones, la hecatombe de los amores imposibles, la compañía de los amigos, la libertad de los viajes en camión pero también la urgencia de mostrar otras identidades, escuchar otras voces, romper ciertos estereotipos y ahuyentar el tedio. 

La colección tiene dos velocidades:

Una desbocada, ágil y directa, interesada por la mitología griega, los mundos fantásticos, los clásicos de la literatura, el terror y el fan fiction —con historias ultrapremiadas como La canción de Aquiles y Circe, de Madeline Miller, o la trilogía Sombra y hueso de Leigh Bardugo—. 

Y otra más reposada y madura, que ha sacudido a generaciones enteras con la misma fuerza. Por ahí están el inadaptado Holden Caulfield de El guardián entre el centeno, la obra de J. D. Salinger que ha vendido más de 65 millones copias en todo el mundo; la cándida Catherine de Morland de La abadía de Northanger de Jane Austen y la infaltable “rubia rubísima” de Andrés Caicedo.

Ambientadas en los hippies años sesenta o en los sucios años noventa o en estos días de inteligencias y amores artificiales, estas son historias que echan chispas. No suele haber grandes misterios por resolver o estructuras muy complejas ni descripciones muy elaboradas: hay universos construidos y habitados por jovencitos, diálogos simples entre muchachitos y muchachitas marginadas que lo dicen todo con un par de palabras, amistades que crecen y se descubren juntas e inevitablemente se desilusionan, porque aquí todo está a punto de desbaratarse y esa punzada es la que te obliga a no parar. 

Hay, sobre todo, una incomprensión constante y un miedo repentino por las emociones desbordadas. Literatura que al principio golpea en el estómago y al final acompaña en el abrazo. En Almendra, la novela de la escritora surcoreana Won-pyung Sohn, el protagonista es un chico de 16 años que no conoce lo que es la alegría, la tristeza o la rabia debido a una extraña condición de su cerebro. En Delirium, de Lauren Oliver, la protagonista habita un mundo donde el amor es una enfermedad. 

No son libros ingenuos ni menores ni torpes. No son solo para lectores jóvenes. Los peligros de fumar en la cama de Mariana Enriquez fue considerado por el Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro “el descubrimiento más emocionante que he hecho en la ficción desde hace algún tiempo” y en 2021 apareció en las listas internacionales del Booker Prize y el Kurkis. La escritora argentina cuenta que escribió su primer libro a los 17 años porque no encontraba nada ni nadie que contara lo que ella vivía a esa edad en Buenos Aires. Ni las peleas ni los conciertos ni los bares ni la tentación del abismo. Para la autora es un error común y una falta de imaginación pensar que la fantasía y el terror son géneros exclusivos de los adolescentes y el realismo va dirigido a los adultos. Un malentendido que lleva a jovencitos a leer novelas sobre “la tolerancia, el estalinismo y las sociedades jerárquicas”, mientras “los adultos leemos a Elena Ferrante”. Y no hay cosa en el mundo que impida leer ambas historias a la par. Todo se trata del gusto, y eso, dice Enriquez, “también se construye”. 

Esta colección es una bofetada para los señorones que miran por encima del hombro géneros como la fantasía o el terror. También es un homenaje a la complicidad y a la compañía. Eso que hay entre Mateo y Ruffus conociéndose el último día de sus vidas a través de una aplicación en Al final mueren los dos de Adam Silvera o en los diálogos contundentes de Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Sáenz, una historia que recibió en 2012 el premio Michael L. Printz para Literatura Joven, el Stonewall de Literatura LGBT y el Pura Belpré. Al final lo que queda es una certeza: en la literatura nunca pero nunca estamos abandonados.

Playlist para un puñetazo…

De la promesa de David Bowie de ser héroes por un día a Billie Eilish destrozada por un mal amor: escucha aquí una playlist para imaginar y acompañar la lectura de los libros de esta eléctrica colección:

*Imagen cabezote, creada con motor de inteligencia artificial Midjourney.