Naciste en 1791, no sabemos si en Santa Fe de Antioquia, en Sopetrán o en Medellín. Aunque las tres se disputan haber sido tu cuna, parece que naciste por los lados de Amagá, en un lugar indeterminado.

De niño te llevaron a vivir a Bogotá y allá, entrando en la adultez, te tocó vivir los sucesos del 20 de julio de 1810. Como en esa época cualquiera se hacía militar, y si tenía dinero le daban el grado de teniente, te incorporaste a la milicia y empezaste una carrera ascendente en las despelotadas campañas militares de los tiempos que en el colegio nos enseñan como «Patria Boba». Con solo 23 años llegaste al grado de teniente coronel.

Eras un soñador con alto sentido del honor y un militar arriesgado: si te decían que tenías que disparar, disparabas. Si te tenías que tomar una posición, la tomabas. Y preferiste arriesgar tu vida antes que rendirte. El 30 de septiembre de 1813 te balearon mientras intentabas llegar a la cima del cerro Bárbula, en Venezuela. Y ahí nació tu leyenda: Bolívar necesitaba crear un héroe y ordenó que te sacaran el corazón y lo llevaran peregrinando en una urna hasta Caracas. ​​Así te convertiste en «el héroe del Bárbula».

Un héroe nunca muere, aunque eso le cueste la vida.